¿QUÉ ES LA MEDITACIÓN?


La palabra “meditación” está sujeta a diferentes significados. Desde la recitación de mantrams, practicar posturas cuya finalidad es la relajación o hasta la reflexión filosófica.

La meditación es una técnica que nos permite reencontrarnos con nosotros mismo, que nos permite encontrar en nosotros todas nuestras potencialidades a lo largo del viaje que supone la vida. Es un camino que va desde la periferia hacia el centro, en el que se presentan continuamente infinidad de obstáculos que hay que ir solucionando sobre la marcha. Ante cada una de esas barreras, la meditación ayuda a encontrar en nosotros mismos el grado necesario de paz, sacando todo lo que nos hace daño para dejar espacio a aquello que nos ayuda a ser mejores. Es lo que se denomina: “Hacer un vacío interior que invite a ser llenado”. Un ejemplo sería luchar contra hábitos perniciosos fraguados a lo largo de toda una vida, permitiéndonos adoptar costumbres más “sanas” física y emocionalmente hablando.



Esta es una de las finalidades que aporta la práctica del Tai Chi: Encontrar ese estado de paz interior a través del movimiento.

QUE NO TE AFECTEN PENSAMIENTOS NI EMOCIONES

Cuando practicamos tai chi, meditar no supone un esfuerzo (algo así como fruncir el ceño y estar muy atento a todo) sino todo lo contrario. Se trata de de mantener una atención relajada y la “certeza” de que lo estamos haciendo bien. Cuando conseguimos estar en la quietud de la naturaleza de la mente, el tipo de pensamiento que manejamos todos los días es como si dejara de existir.

Encontrar algo de esa “quietud” es fundamental para conseguir un mínimo resultado. De la misma forma que una llama no arde si el aire la agita demasiado, la verdadera naturaleza de la mente no asomará hasta calmar las “turbulencias” que surgen de los pensamientos y las emociones. El “secreto” para que no nos afecten es dejar que las emociones y los pensamientos se vayan igual que vinieron, sin prestarles atención.



La práctica continuada del tai chi chuan aporta y descubre la serenidad que habita en nuestra mente.

Cuanto más se experimenta el tai chi chuan, según dicen los maestros de meditación, el “yo” o ego tiende a disolverse y con él, los deseos y miedos que le dan vida. Eso nos acerca a lo que llaman “sabiduría de la negación del yo”, donde “un infinito sentimiento de generosidad” nos une a las cosas.

La mente es espontáneamente dichosa sin presión, lo mismo que el agua es clara y transparente por naturaleza si no se agita”.


EN CUALQUIER MOMENTO Y LUGAR


Así, la finalidad de la experiencia de la práctica en tai chi es lograr que ese estado de “calma”  se convierta en una presencia continua de nuestra naturaleza interior y nos la podamos llevar “puesta” allá donde vayamos: en el trabajo, haciendo deporte, mientras leemos un libro, cuando nos relacionamos con los demás o al realizar cualquier acción creativa y artística.

Presta atención a cualquier signo de gracia o belleza. Ofrece todas las alegrías, mantente despierto en todo momento a “las noticias que llegan siempre del silencio”.

No importa lo que hagamos o dónde estemos, el estado conseguido en la meditación será finalmente una forma de ser natural y no forzada en nosotros, una verdadera conquista interior para que “hable el silencio”, aquello que durante tantos años ha permanecido en un segundo plano, testigo mudo de nuestras idas y venidas, anhelos y decepciones. Ese es el fin de la meditación, dejar que se exprese la “voz del silencio”. Y entonces comprenderemos la verdadera finalidad del tai chi chuan.


Bibliografía:
MEDITACIÓN. Sogyal Rinpoché.
LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN. Charles Bowness.

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